Comenzamos cada instalación con una estimación gratuita y detallada. No iniciamos hasta que haya revisado y aprobado cada aspecto del proyecto con nuestro equipo. Una vez finalizados los detalles, iniciamos nuestro proceso paso a paso.
El piso laminado es una opción versátil y popular por su durabilidad, precio accesible y apariencia elegante. Es un producto sintético de múltiples capas, incluida una capa superior resistente al desgaste que protege contra rayones y manchas.
El laminado puede imitar materiales naturales como madera, piedra o azulejo, siendo más fácil de mantener y más amigable con el presupuesto.
El piso laminado funciona muy bien en muchas áreas del hogar, especialmente con tráfico moderado: salas, dormitorios, pasillos y oficinas. También es excelente para cocinas y entradas por su resistencia a manchas y fácil limpieza. Es menos ideal para habitaciones con alta humedad, como baños, donde el agua puede filtrarse entre las juntas y causar daños.
El piso laminado está hecho para soportar hogares con mucho movimiento, mascotas y niños. Su capa de desgaste protege contra rayones, hendiduras, manchas y uso diario, manteniéndolo como nuevo por más tiempo. A diferencia de la madera natural, resiste decoloración, rayaduras y manchas.
Comparado con madera, piedra o cerámica, el laminado es una alternativa muy económica. Ofrece un aspecto de alta gama a una fracción del costo, brindando una opción duradera para muchos presupuestos.
Se valora por su fácil mantenimiento. No requiere productos especiales, encerado ni pulido, ahorrándole tiempo y esfuerzo. Su superficie protectora resiste manchas y rayones, ideal para áreas de alto tránsito.
Ofrece una amplia gama de diseños realistas que imitan madera, piedra y azulejo. Puede replicar detalles y texturas de roble, arce, pizarra, mármol y más. También viene en múltiples colores y acabados para complementar cualquier estilo.
Usualmente se emplea un sistema de clic (click-lock) en el que las tablillas encajan sin pegamento ni clavos, lo que facilita el proceso. Toda instalación adecuada comienza con un subsuelo limpio y nivelado y una base para proteger de la humedad y dar amortiguación.
Luego se colocan las tablillas empezando por una esquina, generalmente junto a la pared más larga. Cada fila se alterna para una apariencia similar a la madera natural y mayor estabilidad. Se requiere corte preciso en paredes y puertas para un ajuste perfecto, y los zócalos cubren las juntas de expansión al finalizar.
El cuidado es sencillo. Barrer o aspirar con regularidad mantiene a raya polvo y suciedad. Pase un trapeador ligeramente húmedo con agua o limpiador para laminado; evite el exceso de humedad para prevenir deformaciones.
A diferencia de la madera, el laminado no requiere encerado, pulido ni restauración, lo que simplifica el mantenimiento. Limpie derrames inmediatamente y use protectores en muebles pesados o con puntas afiladas para conservar la apariencia del piso.
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